Veo, veo... ¿qué ves?

- Una cosa - ¿Qué cosa? - Maravillosa... - ¿y de qué color es?...

05 septiembre 2007

Me dijo que allá arriba...


Me dijo que allá arriba...
unos niños ,
estaban jugando...

06 noviembre 2006

El maíz abunda, pero...

Los niños aprenden a asustar a las palomas;
y si las alcanzan... a pisarlas con sus diminutos pies.
Mis ojos hoy han visto a abuelos y padres, educarlos de esta forma;
en vez de enseñarles, como deben darles de comer...


Sinda

23 septiembre 2006

Pensamientos

1. Actividad y creación de la mente, dícese de todo aquello que es traído a existencia mediante la actividad del intelecto. El término pensamiento es comúnmente utilizado como forma genérica que define todos los productos que la mente puede generar incluyendo las actividades racionales del intelecto o las abstracciones de la imaginación; todo aquello que sea de naturaleza mental es considerado pensamiento, bien sean estos abstractos, racionales, creativos, artísticos, etc.

2. Planta herbácea anual, de la familia de las Violáceas, con muchos ramos delgados, hojas sentadas, oblongas, festoneadas y con estípulas grandes, flores en largos pedúnculos y con cinco pétalos redondeados, de tres colores, que varían del blanco al rojo negruzco, pero generalmente amarillos con una mancha central purpúrea los dos superiores, pajizos los de en medio y morado oscuro aterciopelado el inferior, y fruto seco capsular con muchas semillas. Es planta de jardín, común en Argentina y España.

3. La Naturaleza nos enseña, que LOS PENSAMIENTOS, DEBERÍAN SER TAN BELLOS COMO ESTA FLOR.

Sindi

21 septiembre 2006

El juego de las Mariposas

Nunca me había puesto a pensar como es la vida de un barrendero hasta que me tocó serlo. Durante cinco días a la semana y siete horas diarias, tenía que mirar hacia abajo, hacia el suelo.
 
Ahí iba yo, con mi escobillón, recogiendo lo que otros tiraban:
 
- vasos vacíos pero con restos de café
- cigarrillos fumados por la mitad o hasta el filtro
- papeles rotos con anotaciones en español u otros idiomas
- latas de refrescos
- botellas, todavía con agua
- monedas
- alambres, tuercas, tornillos...
- ¡un calzoncillo!
- viruta de metales,
- arena, tierra y cenizas.
 
Mientras recogía, yo pensaba en mis cosas... como lo hace todo aquel que trabaja solo. A veces venían a mi mente lindos recuerdos; otras, los sueños que todavía tengo pendientes; pero cuando la tristeza también me visitaba, continuaba barriendo, aunque sin ver nada.
 
Se me nublaba la vista por momentos, y nó porque no me hubiese lavado la cara en la mañana o hubiera llenado mi rostro de maquillaje; no, no, no. La culpa, era de las lágrimas.
 
Mis manos llevaban guantes, sucios e infectados vaya uno a saber con que mierda, porque tocaba de todo con ellos.
 
Pero a pesar de la sacralidad de mis lágrimas, ellas merecían que yo las quitara de mis ojos. Mi alma necesitaba seguir viendo...
 
Y vi... una mariposa blanca sobre el cepillo de mi escobillón; y vi dos mariposas descansando sobre el suelo. Una naranja y otra negra con pintitas de colores. Y seguí viendo... tres, cuatro, cinco... mariposas... seis, siete... mariposas ¡muchas! ¡y por todas partes!
 
Todo lo que les cuento en mi blog, es cierto.
 
Hasta que cesó mi trabajo en esa empresa; cada día, las mariposas me acompañaron a hacer mis tareas.
 
A veces se atravesaban en el camino, para que yo las esquive dibujando ochos; otras me hacían detener sin más, para que cambiara la ruta y me desviara hacia otro pasillo. El juego al que ellas, me obligaban a participar, estaba lleno de significados que en poco tiempo pude comprender.
 
Existe la belleza y está en todas partes.
 
Cuando sin darte cuenta, te sorprendas a vos mismo mirando hacia tus pies, sumergido en tus pensamientos y con los ojos llenos de lágrimas; ten la seguridad de que las mariposas, no tardarán en aparecer...
 
 
Sinda

19 septiembre 2006

Dos abuelitas

Cuando salí del supermercado, me detuve en una vidriera donde había muchas revistas en exposición.

Mientras leía las portadas de las que me interesaban; una abuelita, que estaba a mi lado, le decía a otra: "Yo no sé, por qué Dios, no hace nada para que podamos disfrutar en paz, de nuestros últimos años... tendríamos que ser felices..."

:-(

15 septiembre 2006

Elvio

Existen hombres que esperan...
a un amor que es destino,
a miembros de su familia,
a una visita sorpresa
o que se haga realidad
un sueño
en el que todavía creen.

Existen hombres que esperan...
un poco de cariño,
en su lecho de muerte.

No sé a quien esperaba Elvio, cuando yo llegué y lo desperté, para ofrecerle mi amor.

Su reacción no he podido olvidarla, "Elvio..." le susurré en voz baja, para no asustarlo. La enfermera ya me había avisado que hacía meses, nadie lo visitaba y que además, Elvio era mudo.

"Elvio... soy Sinda..."
insistí con suavidad y sin prever que él pudiera incorporarse con rapidez sobre su cama, como buscando a un ángel o a alguien que llevaba tiempo esperando. Pero en cuanto me vió, rompió en llanto y con la misma velocidad con la que se había sentado, se acostó.

Elvio lloraba, lloraba ahogándose con sus propias lágrimas. No hubo modo de consolarlo, y eso que lo intenté...

Elvio lloraba, porque me había confundido con la persona que él estaba esperando... alguien que nunca llegó.

Ya hace 8 años de esto que les cuento y aún sigo emocionándome cuando lo recuerdo.

De todos los abuelitos que visité en hogares de ancianos, él fue el único, al que no pude robarle una sonrisa.

No era a mí, a quien Elvio esperaba... no era a mí.



Sinda Miranda


14 septiembre 2006

Las dos menos algo

* Lo he visto a él, acercándose a la puerta, para ver si ella venía, si ella estaba por allí. Se asomó una vez, y luego dos, y después tres... en total unas cinco veces, sin tener éxito.
Regresó a su puesto de trabajo, desilusionado. Solo podía verla en ese horario, el de las dos menos algo...
De pronto, sintió una corazonada, algo que no muchos obedecen, esa vocecita interior llamada intuición, que le decía... "está entrando ahora, la verás en las escaleras, corre hacia ella, corre y mientras tú bajas, ella subirá..."
No estaba esquizofrénico, la medicina lo mantenía bastante controlado. Así que hizo caso y corrió hacia la puerta; la abrió y ni bien descendió unos escalones, se encontró con ella frente a frente.
Una sonrisa se dibujó en sus labios. Una mirada fue y se fundió con la otra.
Él cree, que ella lo quiere.
Ella le ofrece su amistad, para no ser descortés.

Él la espera, ilusionado, cada día, sobre las dos menos algo.
Ella llega con la alegría, que toda mujer siente, cuando descubre que un hombre, la está esperando.

Aunque no sea común, que sucedan estas cosas... porque generalmente, es la mujer la que siempre espera...